En una entrevista con RNE, Armando Ravelo aborda directamente las repercusiones de las acusaciones, declarando que ya las ha asumido y que abandona tanto el cine como la vida pública tal como la conocía. Este anuncio sigue las denuncias hechas por la actriz Koset, quien compartió conversaciones en las que el director la incitaba a mantener relaciones sexuales cuando aún era menor.
El testimonio de Koset desencadenó una ola de apoyo y testimonios adicionales, revelando un patrón de comportamiento por parte de Ravelo. Una mujer que prefirió mantener el anonimato y trabajó en la última película del director, «Érase una vez en Canarias,» describió comportamientos machistas en el set de filmación.
A pesar de los intentos de este periódico por contactar a Armando Ravelo, el director no ha respondido a llamadas ni mensajes. Sin embargo, en una declaración a la agencia Efe, Ravelo admitió las conversaciones con Koset pero negó que se pueda considerar violencia sexual. Atribuyó su comportamiento a un momento en el que se sentía invulnerable y a una adicción al sexo, que afirma haber superado mediante terapia, reconociendo haber causado daño a varias mujeres con las que tuvo «relaciones duraderas.»
Conclusiones: La abrupta retirada de Armando Ravelo del cine, en medio de acusaciones serias, resalta la creciente importancia de abordar y erradicar el acoso y abuso en la industria cinematográfica. Las revelaciones de varias víctimas señalan la necesidad de un cambio cultural y una mayor conciencia en el mundo del cine, recordando la responsabilidad que los creadores de contenido tienen en el impacto de sus acciones en la vida de otras personas.